Pablo, en 1 Corintios 13, presenta un retrato del amor que va más allá de cualquier virtud humana, revelando un amor divino encarnado plenamente en Cristo. Este amor, demostrado en la cruz, es el estándar de sacrificio y redención que Cristo mostró a favor de la humanidad pecadora. Reflexionaremos sobre este amor y su llamado en nuestras vidas.
El Amor: Más Allá de las Palabras y Obras
Versículos 1-3 (RV60):
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”
Exégesis:
Pablo comienza señalando que sin amor, todas las habilidades o sacrificios humanos quedan vacíos. Las “lenguas humanas y angélicas” representan el lenguaje de los hombres y los dones espirituales, pero sin amor, estos solo producen un ruido vacío, “como metal que resuena.” La mención de la “profecía,” “misterios,” “ciencia,” y “toda fe” muestra que incluso los dones espirituales sin amor pierden su verdadero propósito. Cristo, en cambio, manifestó Su amor no solo en palabras, sino en obras, dando Su vida sin esperar nada a cambio. Su sacrificio en la cruz se convirtió en el mayor acto de amor incondicional, superando todo mérito humano.
Las Características del Amor de Cristo
Versículos 4-7 (RV60):
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
Exégesis:
Aquí, Pablo describe el amor en su forma más pura: “sufrido,” “benigno,” “sin envidia,” y “sin orgullo.” En cada característica, vemos a Cristo como el modelo perfecto. Al ser “sufrido,” soportó el rechazo y la persecución, mostrando “benignidad” incluso a Sus enemigos. En la cruz, se mantuvo en “paciencia” y perdonó a quienes lo crucificaron (Lucas 23:34). El amor de Cristo en la cruz “todo lo soporta” y “todo lo sufre,” incluso hasta el punto de dar Su vida. Este amor de sacrificio nos llama a amar sin guardar rencor y a perdonar, siendo Cristo nuestro ejemplo máximo.
El Amor: Lo Permanente que Nos Conecta con Dios
Versículos 8-13 (RV60):
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
Exégesis:
Pablo destaca que el amor nunca deja de ser, contrastándolo con los dones temporales como la profecía y la ciencia. Las profecías y lenguas pasarán, pero el amor es eterno y “nunca deja de ser,” reflejando la naturaleza de Dios. La referencia a “veremos cara a cara” apunta a un futuro en el que el amor de Dios se experimentará plenamente, y Jesús ya lo anticipa en Su resurrección, asegurándonos que Su amor es eterno y supera incluso la muerte. Este amor, que permanece, nos invita a vivirlo en esta vida, con la certeza de que es el vínculo que nos une eternamente con Dios.
Conclusión
El amor que Pablo describe no es solo una virtud humana, sino un amor perfecto, encarnado en Cristo. En Su sacrificio en la cruz, Jesús mostró un amor que reconcilia y transforma. Recordar este acto de amor nos invita a vivirlo en nuestras relaciones y actos, siendo reflejo de Su sacrificio.
Oración Final
“Señor, que Tu amor, el que te llevó a la cruz, viva en nosotros. Que nuestras vidas reflejen ese amor perfecto y transforme a quienes nos rodean. Amén.”