La historia de la viuda de Sarepta nos muestra cómo Dios no solo se preocupa por nuestras necesidades, sino que también nos llama a ser canales de Su provisión. En medio de la escasez, esta mujer demostró fe y obediencia, y Dios la usó para bendecir al profeta Elías. Su ejemplo nos inspira a confiar en el Señor y a ayudar a quienes más lo necesitan, recordando que Dios es fiel para suplir nuestras necesidades y las de quienes se encuentran en situaciones difíciles.
1. La Escasez No Es un Obstáculo para Dios
Cuando Elías se encuentra con la viuda de Sarepta, ella apenas tiene un poco de harina y aceite, suficiente solo para una última comida. Sin embargo, Dios elige precisamente a esta mujer pobre para hacer un milagro, mostrándonos que Él no depende de nuestros recursos, sino de nuestra fe y disposición.
Versículo (RV60): “Entonces él se levantó y se fue a Sarepta; y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba.” – 1 Reyes 17:10
Dios nos recuerda que, incluso en la escasez, Él puede hacer grandes cosas. Así como usó a la viuda con lo poco que tenía, Él nos invita a compartir lo que tenemos, confiando en Su provisión y poder para multiplicar.
2. Obediencia en Medio de la Escasez
La viuda de Sarepta muestra obediencia a pesar de su situación crítica. Aunque estaba preparada para morir con su hijo después de esa última comida, decide obedecer la palabra de Dios a través de Elías y comparte lo poco que tiene. Este acto de obediencia se convierte en la clave para la provisión continua de Dios en su hogar.
Versículo (RV60): “Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija.” – 1 Reyes 17:12
La obediencia de la viuda es un ejemplo poderoso de cómo debemos confiar en Dios, incluso cuando no vemos una salida. Nuestra disposición a obedecer a Dios y a bendecir a los demás, aunque sea en tiempos de dificultad, abre la puerta para que Él se manifieste con poder en nuestras vidas.
3. La Fe Que Multiplica
Dios honró la fe de la viuda y, en respuesta a su obediencia, multiplicó su provisión. La harina y el aceite nunca se agotaron durante toda la época de hambre. Este milagro nos recuerda que cuando ponemos nuestras necesidades y recursos en manos de Dios, Él es capaz de multiplicar lo que tenemos y usarnos para bendecir a otros.
Versículo (RV60): “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.” – 1 Reyes 17:14
Dios no solo suple nuestras necesidades, sino que también multiplica lo que ofrecemos en obediencia y fe. Así, Él nos invita a ser generosos y a poner nuestras manos al servicio de los necesitados, confiando en Su promesa de provisión abundante.
4. Ser Instrumentos de Bendición para los Necesitados
Dios nos llama a ser Sus manos y pies en la tierra, especialmente para aquellos que enfrentan dificultades. La historia de la viuda de Sarepta es un ejemplo de cómo, al obedecer a Dios y ayudar a los necesitados, podemos ser testigos de Su fidelidad y ver cómo Él se glorifica a través de nuestra obediencia.
Versículo (RV60): “Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.” – 1 Reyes 17:15
Dios nos invita a ser canales de bendición, confiando en que Él suplirá nuestras necesidades mientras ayudamos a otros. Cada vez que extendemos nuestra mano a quienes necesitan, reflejamos el amor de Cristo y participamos en Su obra de redención.
Conclusión
La historia de la viuda de Sarepta nos enseña a confiar en Dios en medio de la escasez, a obedecer Su llamado a ayudar a otros, y a tener fe en Su provisión abundante. Aunque nuestros recursos puedan parecer limitados, cuando actuamos en obediencia y fe, Dios puede multiplicar lo que ofrecemos y convertirnos en instrumentos de Su bendición.
Oración Final
“Señor, gracias por recordarnos que eres un Dios de provisión y fidelidad. Ayúdanos a vivir con fe, obediencia y generosidad, dispuestos a bendecir a los más necesitados. Enséñanos a confiar en Tu poder para multiplicar lo que tenemos y a ser reflejo de Tu amor en este mundo. En el nombre de Jesús, Amén.”